Imperio y barbarie son dos palabras indesligables. No se salvan de ello ninguno de los imperios que tengamos en la memoria histórica, antigua o reciente. Por mucho que idealicemos al Imperio Incaico, el Azteca, los Mayas, Los Chinos, los Romanos, o los recientes españoles, franceses, rusos, ingleses hasta llegar a los yankis hoy en día. Violencia contra el oprimido, insurgencia contra el opresor, indesligable.
Sergio Vieira de Mello, Jefe de la Misión en Bagdad, fue asesinado seguramente por la CIA, en un atentado terrorista en esa ciudad. Kantiano en su formación, brillante funcionario del ACNUR, enviado especial a Timor, Alto comisionado de los Derechos Humanos, finalmente designado como representante del Secretario General en Irak. Cito de memoria, no necesariamente textual “…a ningún brasilero le gustaría ver tanques foráneos desfilando por las calles de Copacabana…” “a nadie le gusta ver tropas extranjeras marchando en su país…”
Dos frases, dichas por un defensor por excelencia, de los Derechos Humanos, muestra en ellas una posición firme y clara ante la invasión a Irak, pero también muy claramente una posición antiimperial. Nadie puede acusar a Sergio Vieira de Mello de procomunista o de trasnochado izquierdista.
Hoy la ofensiva que desarrollan los Estados Unidos por mantener la hegemonía, nos golpea de diversas y terribles maneras. Desde la agresión brutal y sostenida de Israel contra Palestina, pasando por la guerra contra Siria, donde financia sin escrúpulos las peores facciones terroristas, hasta el lanzamiento de la OTAN contra Rusia, sacrificando al pueblo Ucraniano en beneficio de su industria armamentista.
Simultáneamente desarrolla enormes ejercicios bélicos en el Sur del Planeta en abierta provocación contra China.
Con renovado impulso, los tanques de pensamiento continúan desarrollando estrategias ligadas a la desestructuración del Estado. El éxito que ha tenido poner de vanguardia al poder judicial, la corrupción y la destrucción del ordenamiento jurídico nos ha golpeado, pero no derrotado. Debemos reconocer que las fórmulas de intervención nos han debilitado por un momento haciendo retroceder los avances populares y desconcertando la respuesta. En Nuestramérica el imperio y las oligarquías siguen buscando fórmulas con golpes de estado blandos o no blandos.
Los pueblos respondemos con éxitos y triunfos electorales y marchas de ocupación de las ciudades.
La crisis del capitalismo no da manotazos de ahogado, como solemos decir en los ámbitos de la izquierda, con un optimismo no comprobado. La crisis del capitalismo recompone sus fuerzas, inventa nuevas salidas y los pueblos pagamos por ello.
La barbarie imperial en el Sur de nuestro Pacífico.
Ecuador, Perú, Chile y Colombia están en la mira, tal como sostuvimos en anteriores artículos (el más reciente “El Pacífico Sudamericano y el Perú en la encrucijada” www.luisvarese.com, Ruta Krítica).
En Ecuador el gobierno del presidente Lasso no detiene su marcha a la privatización y a la entrega del país a la política exterior de los EEUU. Pero y lo que aparece como lo más evidente y trágico es la entrega a las bandas delincuenciales nacionales, subsidiarias de mafias extranjeras, en un interminable baño de sangre que mantiene aterrorizada a la población. No hay forma de esconder la decisión política de utilizar el terror delincuencial, para tratar de evitar las elecciones o para influirlas de tal manera que no triunfe el progresismo. El asesinato de dirigentes municipales, de dirigentes políticos, forma parte de una campaña de terror orquestada y dirigida. Todo ello aumentado por la distribución de droga en territorio nacional y el reclutamiento del sicariato entre jóvenes y adolescentes. Esmeraldas es un trágico ejemplo de ello.
La presencia militar/policial masiva, el Estado de Emergencia, en varias provincias, no han cambiado en nada la situación y sensación de inseguridad que vive la población como es el caso de Esmeraldas, Manabí, Guayas o Salinas.
A cambio del apoyo yanki. la entrega nada menos que del Archipiélago de las islas Galápagos a un fideicomiso de dudosa probidad, a cambio de migajas de la deuda externa; un acuerdo militar con los EEUU por 3500 millones de dólares; la aceptación sumisa de la Ley Ecuador en el Congreso estadounidense y como gesto de cortesía, pedir junto con los EEUU la intervención militar en Haití. Soberanía, para este gobierno es una palara subversiva que debería ser borrada de los diccionarios y menos aún enseñada en los colegios.
Las Elecciones del 20 de Agosto
Serán indudablemente un parte aguas en la política nacional. Siete candidatos de la derecha, los medios de comunicación masivos, la embajada de los Estados Unidos, el gobierno e importantes sectores empresariales y de la oligarquía nacional, compiten por derrotar a la dupla Luisa Gonzáles y Andrés Aráuz, que según todas las encuestas debería ganar en primera vuelta.
Como un elemento de dispersión del voto, la derecha y el Gobierno pretenden contraponer al voto por la Presidencia y el Congreso, contra la Consulta Popular sobre el Yasuní y el Chocó Andino. Es decir, pretenden que quienes voten por defender ambos ecosistemas voten en contra de la RC. Podemos opinar de manera distinta sobre ello y debemos respetar las opiniones diferentes, pero la opción de representatividad política en el Congreso o en el Ejecutivo deberá ser exclusivamente r la lista 5 de la RC. Cualquier otro como Otto Sonnenholzner o Yaku Pérez jamás defenderán los intereses populares y no hablemos de Villavicencio, que es simplemente aberrante en sus posiciones.
La Revolución Ciudadana, se presenta como la única lista democrática que garantice un gobierno patriótico, progresista y restituya la institucionalidad perdida. No existe otra opción que ésta para quienes aman al país. Discrepancias habrá y muchas seguramente, pero no se puede dudar desde el progresismo, desde las posiciones ecologistas, feministas, populares, democráticas, ciudadanas, religiosas auténticamente cristianas, que son mayoría en el país, que en estas elecciones, la Revolución Ciudadana es la única opción capaz de gobernar por y para la Nación en su conjunto.
Sobre esto, votar de otra manera es cruzar la delgada línea roja, que nos pone al lado del enemigo. Y lo digo sin ningún sectarismo.
El Perú gobernado por la lumpenoligarquía que impuso a Dina Asesina, se encuentra en una fase de gran confrontación. La derecha fascista, respaldada por los EEUU y con por lo menos 1000 marines armados en el país, en una gestión inédita hasta ese momento. Empresarios, sectores de las FFAA y de la Policía, dirigen brutalmente sus fuerzas contra la ciudanía, asesinando sin medida ni descanso a inermes pobladores, con una clara dirección racista. La consigna “mate indios, haga patria” ha renacido en las mentes febriles del fascismo criollo y de aquellos que se creen “la aristocracia blanca”.
Por otra parte el resurgimiento organizado del movimiento indígena y la resurrección cultural de las raíces históricas que cimientan las bases de nuestros pueblos y nacionalidades, perfilan una confrontación de largo aliento. Sectores de la clase media, incluso algunos provenientes de posiciones conservadoras, se han incorporado a la lucha por la democracia en marchas en Lima y en las otras capitales del país. Pobladores, campesinos, obreros, estudiantes, intelectuales, periodistas independientes buscan desde diversos ángulos la salida de la dictadura cívico militar.
Para el lector latinoamericano, buscar una explicación de lo que ocurre con la izquierda peruana es muy complejo. Sin pretender agotar el tema, hay tres elementos que deben incorporarse al análisis.
Uno, la derrota de la insurgencia armada. Sendero Luminoso, derrotado por su uso del terror, sectarismo religioso, y “solución de las contradicciones en el seno del pueblo, por la vía militar” es decir el asesinato de dirigentes populares que no concordaban con sus posiciones, abrió las puertas a la utilización, por parte de la CIA y de los organismos de inteligencia a desarrollar acciones, que en nombre de Sendero radicalizaban la reacción de la población nacional.
Por su parte el MRTA se alejó de su espacio político popular y de masas, privilegiando el accionar armado. Esto en un contexto donde la presión de la solución armada, se veía como el camino principal. Hoy podemos decir que el MRTA se adelantó 30 años a este tiempo de rebelión e insurgencia popular. La consigna Vive, Vuelve, Vencerá refiriéndose a Túpac Amaru y al mito de Inkarri, renace como una voz ancestral. El camino de la lucha democrática, por reconquistar espacios políticos y abrir nuevos modelos de gobierno participativo desde las experiencias comunitarias y de los ayllus, aparece como proyecto estratégico, para un Perú del futuro y una Abya Yala, siempre presente. Sus dirigentes están cumpliendo condenas inmensas o alguno ya las cumplió. De ellos, el principal, Víctor Polay lleva 30 años preso en las más duras condiciones y es en América Latina el preso de más larga detención. Sin renegar de sus posiciones ha escrito seria reflexión autocrítica sobre su gestión.
Dos, el fortalecimiento de la derecha, la lumpenoligarquía y el fascismo, se basa en ese triunfo militar y político, y en la aplicación sin restricciones del neoliberalismo. El fujimorismo aplicó rigurosamente un plan estratégico destinado a convertir al Perú en un ejemplo de desestructuración del Estado y su conversión en un país donde todo, absolutamente todo, se compra y se vende. Desde las conciencias y la espiritualidad hasta las piedras y los monumentos arqueológicos, el agua, el aire, la tierra y el fuego. La corrupción es un instrumento político y como tal la aplicó el fujimontesinismo. El crecimiento macroeconómico no benefició a las mayorías nacionales y sí a las empresas locales y extranjeras.
Paradójicamente, en el país de la compraventa, hay 4 ex Presidentes detenidos (Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Pedro Pablo Kutzinsky y Pedro Castillo. Este último por razones diferentes a las legales.) Hay un presidente y su esposa, que salieron de prisión, Ollanta Humala, y uno que, para no caer en esta situación, por dignidad personal, se suicidó, Alan García).
Tres, la coyuntura actual en el Perú.
Tres situaciones definen la coyuntura. La violencia fascista, el coraje ciudadano y popular y las opciones políticas.
La violencia fascista, cuya teoría está impulsando la NED, la CIA y el Gobierno de los EEUU a través de su Embajada, Secretaría de Estado y el Comando Sur del Ejército de los EEUU. Quiero decir esto para que sepan y vean que es una opción institucional y no la aventura de un Presidente como Trump o el pobre Biden, tan títere como lo fue el joven Bush.
La violencia Fascista alimentada por los retrasados de la Iberósfera de VOX y sostenida por personajes nefastos como López Aliaga (alcalde de Lima) Jorge del Castillo o Mauricio Mulder (ex apristas, y digo ex porque no se puede ni siquiera ser apristas, con esas ideas). La violencia se expresa en el asesinato de 49 indefensos ciudadanos, por la persecución a sus deudos, por la brutalidad racista de la policía. Por la persecución a periodistas discrepantes (aunque sean de derecha) dando espacio y cobijo bandas delincuenciales como la que se hace llamar La Resistencia y mejor conocida como la pestilencia, que asaltan casas y personas y gritan judíos como insultos, sin saber que el Mossad es quien los orienta también. Esta violencia puede llevar y llevará a la resistencia popular y llama a una confrontación que el pueblo peruano no quiere. Todo ello en defensa de qué, de las mafias de la corrupción, de las grandes empresas y de la riqueza de unos poquísimos. En contra de quién, del 81% del pueblo peruano que repudia al gobierno y a Dina Boluarte y a su premier Otárola y del 92 % que repudia al Congreso bastardo, hijo de la nada, convertido en gendarme contra el pueblo que lo eligió.
El coraje ciudadano
Las propuestas que se manejan en el campo popular, parten de una Asamblea Constituyente, que retome las grandes conquistas populares y elimine los planteamientos fujimoristas que contiene la actual Constitución. Esta propuesta tiene posibilidades de triunfo y también intrínsicamente, de derrota. E posible ganar que se dé una Asamblea Constituyente, así como es posible que la Constitución termine siendo igual o peor que la existente. Me remito al caso de Chile. Sin embargo con este riesgo a cuestas, la opción por la Asamblea Constituyente es la que mejor expresa la voluntad de cambio de la mayoría del Pueblo y el electorado peruano.
La convocatoria a nuevas elecciones es una opción que sigue siendo viable, aunque el Congreso y el Poder Ejecutivo se oponen a ello, justamente por miedo a perder el estipendio de mercenarios que perciben.
La reposición del Presidente Castillo, esta opción aunque popular, es la menos realista. Castillo demostró poca capacidad de gobernar. No me refiero a su capacidad técnica sino a su coraje político. Se alejó del pueblo que lo ha elegido y no recurrió a su fuerza política personal para avanzar en conquistas viables y fundamentales.
Con este marco la lucha popular en las calles y la resistencia a la entrega del país en el campo y la ciudad siguen siendo los caminos escogidos. Hay un pueblo, una ciudadanía que no serinde y marcha por los espacios conquistados y por conquistar los nuevos.
En Chile, el gobierno de Boric ha vendido la rebelión estudiantil y no por corrupción (si la hay, no es lo que circula en la información) sino y peor aún, por ideología. Ese gobierno que se presentó como progresista, ha entregado su política externa a los intereses estadounidenses. Probablemente en una búsqueda de aparecer como europeo e indudablemente con la cobardía de no enfrentar a la derecha pinochetista y cavernaria que se mantiene con fuerza en el país.
Desde el tiempo de la concertación, la socialdemocracia chilena parece no superar el trauma del golpe de 1973. Cincuenta años después sigue buscando “concertaciones” con una derecha implacable, ella sí corrupta e insaciable, como bien lo demostró Sebastián Piñera. Boric duró poco como ilusión y menos aún como dirigente. Se ocupa de los “derechos humanos” de los países socialistas y soberanistas (Cuba, Nicaragua, Venezuela) y persigue a los indios Mapuches que defienden sus derechos y su territorio.
En Colombia
Las brillantes propuestas del Presidente Gustavo Petro exasperan cada vez más a la derecha y al Imperio. Legalizar la droga y estatizar su comercio se vuelve un peligro, no para los productores de cocaína sino y principalmente para los banqueros, los lavadores, los militares y policías y claros para las mafias y los cárteles. Cambiar la matriz energética, la reforma laboral y todo el conjunto golpea a los ricos y abre puertas a los pobres. Inadmisible en la Colombia oligárquica.
Esto ha hecho que reaccionen fuertemente los paramilitares, los propios militares y claro, Uribe y la lumpenoligarquía local.
En su estrategia, acusar al hijo del presidente y a su ex esposa forma parte de la campaña de desprestigio. Las reformas propuestas por Petro van a su ritmo y avanzando a pesar de la oposición. Colombia será la gran prueba de fuego del Imperio y de nuestros pueblos.
El Pacífico de América del Sur lanza clarinadas y los oligarcas responden con tambores de guerra. El imperio los secunda. En esta batalla vamos por vencer y vencer. En eso estamos.