Dedicado a Antonio Aragón Gallegos, Oscar Balbuena Marroquín, Francisco Soberón, Jaime Galarza, nuestroamericanos, dignos luchadores por la democracia.

Han pasado 50 años, medio Siglo y la memoria sigue viva trayéndonos todos los días la imagen y las palabras finales de Salvador Allende anunciando la reapertura de las Grandes Alamedas.

Hoy, en la Asamblea Constituyente chilena, la derecha pérfida ha aprobado artículos Constitucionales que marcan un retroceso en los Derechos fundamentales del pueblo de Chile. Es la venganza de las aves de rapiña en contra de su país.

Nos comparte un querido compañero lo que escribe Karen Araya, Constituyente chilena: “…se constitucionalizó las AFP, las isapres, se votó contra la gratuidad de la educación superior, en contra del fin al lucro, en contra de la paridad, a favor de la reclusión domiciliaria a los mayores de 75 años (beneficiarios, asesinos de Punta Peuco), se aprobó el capítulo de las FFA, pero se rechaza que tienen que respetar los DDHH, se aprobó el derecho a la vida (está en riesgo el aborto, 3 causales)”. Esto escribe la compañera y pide que se difunda y se entere el mundo de lo que ocurre en Chile, a 50 años del asesinato de Allende, esa misma derecha, de codicia desmedida, se relame las fauces, aún sangrientas, con esta derrota del campo popular.

La lección aprendida es que con la oligarquía no se puede conciliar, ni pactar, ni tratar. El establishment político chileno quiso hacer el gobierno de la concertación. Lo hizo. Nunca logró librarse del temor de un nuevo golpe de las FFAA, nunca logró librarse de la sombra de Pinochet, hasta nombrado Senador Vitalicio o algo similar, arropado y protegido por los EEUU y por el poder de Inglaterra.

La presidenta Bachelet, a pesar de que su padre, el General Bachelet, murió a manos de los torturadores de Pinochet, hasta el último minuto trató de conciliar posiciones, en lugar de avanzar. Hoy el pueblo chileno paga ese inútil y peligroso espíritu de conciliación.

Los socialistas chilenos, combatieron con Allende defendiendo la dignidad del Pueblo Chileno. La de los obreros, de los campesinos, de los estudiantes, de la mujer dadora de vida y paridora de revoluciones.

Salvador Allende, fusil en mano, es signo de dignidad y prócer de defensa de la democracia.

El mundo miró asombrado cómo aviones de la Fuerza Aérea de Chile bombardeaban con cohetes el Palacio Presidencial de La Moneda. Pasaron días y semanas con noticias de tortura y asesinatos. También con noticias de dignidad de países y pueblos solidarios y Embajadores corajudos. Cuba, México, Suecia, Noruega, Perú, abrieron las puertas al exilio.

 La noche oscura ensombreció las almas y los corazones de los hombre y mujeres de buena fe.

El fusil libertario de Allende fue retomado por dirigentes bravíos como Miguel Enríquez y sus compañeros del MIR y posteriormente por compañeras y compañeros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.

Allende abrió las puertas de un camino nuevo que Chávez retomaría 25 años después. Transcurrieron 25 años de dictaduras militares y luchas insurgentes por la democracia y el socialismo.

En ese periodo triunfó la Revolución Popular Sandinista con el FSLN, Daniel Ortega, Tomás Borge, Doris Tijerino y muchos otros consecuentes dirigentes, por la vía armada y la insurrección popular. (No se pretenda exigir conciliación a Daniel Ortega con esa oligarquía vendida y pro yanki)

Hoy Cuba, Nicaragua y Venezuela con proyectos democráticos y populares, siguen dando esperanza a los pueblos de Nuestramérica.

Cuidado con confundir la calma y paciencia de los pueblos con la conciliación con los oligarcas. Cuidado con creer que es factible que los oligarcas, entiendan las necesidades sociales. Cuidado con votar por ellas o por ellos.

Los procesos progresistas y soberanistas deben fortalecerse respondiendo a las auténticas necesidades de los pobres y no a los cantos de sirena de los ricos. Vean lo que ocurre en Chile con el pusilánime de Boric.

Prueba de fuego en Ecuador y en toda Nuestramérica.

Hay una realidad violenta en Ecuador. El crimen organizado dirige parte de las grandes ciudades y por lo tanto parte de la política.

La CONAIE se ha pronunciado por una respuesta explícita de la fuerza política hegemónica en estas elecciones. Debe darse esa respuesta. No puede haber términos medios o temores.

Pensar que se gana al electorado “al suave” o de manera “light” es un error igual al cometido en las elecciones anteriores. No hacer ni media autocrítica es una vanidad innecesaria. Despreciar aliados acusándolos de “arrepentidos o incluso de traidores” es vivir fuera de la historia. Los dirigentes nacionales convocan multitudes, los dirigentes locales parroquiales, comunales, barriales mueven electores y convencen. Ellos y ellas exigen respeto y acuerdos claros que respondan a las necesidades populares.

Perder con la ultraderecha nuevamente, sería continuar por un camino del que, cada vez, será más difícil salir.

El pensamiento hegemónico del neoliberalismo se ha convertido en organización fascista, más dura, más fuerte. Hoy la apuesta, ya no es solamente por llegar al gobierno o dirigir de alguna manera al Estado. La apuesta es por un cambio sustantivo de modelo y de relación con la naturaleza, con las culturas y los pueblos, con el Planeta y nosotros todos y todas.

El 11 de Setiembre de 2023 marca 50 años de la tragedia, pero también 50 años de lucha por el cambio. La presencia de Gustavo Petro y de Andrés Manuel López Obrador, entre otros, marcan el camino “… Y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregáramos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos, no podrá ser segada definitivamente.” Salvador Allende, Radio Magallanes,11 de Setiembre 1973.

Nuestra lucha por el cambio se dará pronto en las urnas, en varios de los países de Nuestramérica. Es la lucha por la democracia contra el oscurantismo fascista, misógino y patriarcal.

Es la lucha contra las sanguijuelas saqueadoras de nuestros recursos. Es la lucha por la educación gratuita, contra la ignorancia explotadora. Por la salud gratuita, por el crédito y condonación de las deudas a los pequeños y medianos agricultores. Por la defensa de la naturaleza, por los jóvenes y niños. Contra la violencia y por la seguridad ciudadana. Por la verdad y contra la corrupción. Es la lucha por la vida, contra los que defienden a la muerte, “Tienen la fuerza, podrán avasallarnos, pero no se detienen los procesos sociales ni con el crimen… ni con la fuerza. La historia es nuestra y la hacen los pueblos.…” dice el Compañero Presidente, Salvador Allende en su alocución final.

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