Autor: Fabrizio Casari

Fanfaroneaban sobre insurrecciones populares y militares venezolanas, pero solo lograron organizar mítines desiertos. El bochorno al que se expusieron EE. UU. y la UE al respaldar las ridículas actuaciones de González Urrutia y Corinna Machado, evidencia la incapacidad de la Casa Blanca para leer el contexto latinoamericano. Al final, tuvieron que mirar impotentes la movilización popular en defensa del proceso político e institucional de Venezuela. La presencia del Presidente de Nicaragua, Comandante Daniel Ortega, y del Presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, transpiraba soberanía y hermandad, y la imagen de los presidentes socialistas del continente envió mensajes claros y contundentes. En ese escenario en el corazón de Caracas, se recordó a amigos y enemigos que la unidad latinoamericana se construye con contenidos y sentimientos, con posicionamientos tácticos y estratégicos, con la disposición a resistir y a vencer, con la práctica de defender un modelo socialista de democracia popular y con la costumbre de participar unidos en los desafíos internacionales. 

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